María Paulita

LETRALIA 9

Ismael García Marcelino

Así debió de haber sido la pirekua en la década de los 40, asentada, coordinada y con una tesitura armónica diáfana y equilibrada. El autor no acierta si el objeto de su amor, Paulita, le emociona por su parecido con una amapola o con una flor de pensamiento; quizá su blancura instala en su pensamiento el rostro amado, quizá ella es una flor como los pensamientos y quién sabe si blancos: “Amapola urapiti ia, pensamiento tsitsiki”, lo cierto es que no la olvida, y se lanza sin miramientos a declarar lo bella que es y mucho que le gusta: “jimpokari xáni sesi jáxeska male, Maria Paulita del alma”, y que le ha quedado destrozado el corazón: “mintsitarini ia uaronturhichisinka ia”, dice…

               Más allá de ser un tema recurrente, son notables la dotación (una sola guitarra), la densidad de la letra, la sencillez de la pirekua (el autor, anónimo hasta hoy, se ve desdeñado por la mujer), y la difícilmente superable interpretación de un dúo como ya no abundan.

               La interpretación es una joyita encontrada en una escena —por lo demás, harto inverosímil escatológica y grotesca— de Auandar anapu (sic), una película de Rafael Corkidi: Voces magistralmente acopladas, dos cantadores de Jarácuaro, anónimos (quizá se trata de Enrique Patricio y Bulmaro Paleo) en el marco de una historia plagada de digresiones e irreverencias.

Maria Paulita

Amapola urapiti ia, pensamiento tsitsiki

peru nókini meni úsinka mirikuarhini ia

jimpokari xani sesi jáxeska, male,

Maria Paulita del alma

nókeni meni usinka mirikuarhini ia,

¡ay, mintsitarini ia uaronturhichisinka ia!

 

Pero t’uri k’o kuausinka ia Maria Paulita

lo que es pari uáchicha jinkuni ia

artsini ia sonichani uarhanti ia

pensamiento tsitsikichani tsitinka ia

kobijonari k’uanintitini sani ia

¡Ay, listoni charhapiti jarsirhukutini sani!

Maria Paulita

Amapola blanca, flor de pensamiento,

pero no puedo ya olvidarte

porque eres tan bella, male,

María Paulita del alma

no puedo ya olvidarte nunca,

¡ay, me has destrozado el corazón!

 

Pero tú sí que luces, María Paulita,

lo que es para con los muchachos;

bailas esos sones

gustosa de las flores de pensamiento

un poco al hombro así el rebozo,

¡ay, y con rojos listones bordeado!