Redacción amorosa es una sección que, si quiere, puede ayudar mucho a no andar diciendo “una costra por osa”, sea por escrito o de viva voz. Vamos a aprender de los expertos en la ciencia del “sólo sé que ni idea”. Bienvenidos.
Antes de publicar un aviso, por más que doméstico, hay que dárselo a leer a alguien para asegurarse de que se entiende.
En el aviso anterior hay tres enunciados: Uno, ‘No sirve el timbre’; dos, ‘favor de tocar muy fuerte’ y tres, ‘dejarlo en el 64…’. (El segundo y el tercero, ambos en imperativo, están enlazados por el nexo adversativo ‘o’). Si preguntamos qué es lo que no sirve, según el aviso, es el timbre; qué es lo que hay que tocar muy fuerte, el timbre, y qué es lo que hay que dejar en el 64, el timbre. El error está en la palabra ‘dejarlo’, que significa que el objeto es el timbre, pues en el enunciado no se menciona otro objeto.
En una acción reflexiva, como ‘levantarse’ o ‘llamarse’, el sujeto y objeto son el mismo, pero en una acción transitiva, como ‘pintar’, ‘lavar’ o ‘dejar’, es imprescindible que se sepa ‘pintar qué’, ‘lavar qué’ y, como en este caso, ‘dejar qué’. Quien lea este aviso, difícilmente podrá dejar el timbre en el número 64.