Los seres humanos, esos terrícolas belicosos y enigmáticos, sobreviven (sobrevivimos, dijo el otro) gracias a que se reproducen con mucha facilidad.
Al reproducirse tienen una primera etapa de existencia conocida como infancia, la cual definirá las otras etapas de desarrollo —y hasta de la muerte— de cada ser humano.
Todos los productos, acciones y hechos que se destinan a esa época de la infancia se les llama infantiles, y así se llaman estos cuentos que escribió Elba Rodríguez, mujer de múltiples facetas.
Lo mismo compone canciones y las interpreta, así como produce y conduce programas de radio para niños, escribe en periódicos, proyecta, coordina e imparte clases a los infantes y un largo etcétera.
Catorce breves cuentos presenta en este libro, y le sirven para enlazar la imaginación de niñas y niños con el mundo que les rodea, tanto a través de animales como de instrumentos musicales.
Un rayo de sol para espantapájaros abre el volumen, para explicarnos por qué los espantapájaros, en lugar de espantar, tienen tantos pájaros a su alrededor.
Estrellada es una historia donde hay una mutación de estrellas por luciérnagas, que anima a la imaginación.
Al ritmo de la música tiene, claro, a una cobra que gusta de la música de flauta y nos enseña el valor del ritmo.
Archaeopteryx es un pajarote pesado, pero que vuela gracias a su empeño.
Mariana y Arturo son personajes acuáticos que se divierten en su medio y, al mismo tiempo, nos divierten.
Descubrimos que no es el elefante, sino el chango el bromista en El que ríe al último… y el ratón con el gato son personajes antagónicos en Ingenioso y vacilón.
Una nueva lección es un cuento musical cuyo personaje, el violín, aprende algo novedoso y nosotros también.
Castillos de humo construía el rey fumador…
Así hasta terminar el libro.
Elba Rodríguez nos muestra una de sus facetas, la de escritora y contadora de cuentos; ya nos ha mostrado su capacidad como dramaturga, precisamente escribiendo obras de teatro para niñas y niños; sus diversas grabaciones con canciones infantiles han traspasado ya las fronteras nacionales y se escuchan por públicos diversos.
Aquí tenemos la oportunidad de conocer estos breves y atractivos cuentos, que vienen a enriquecer la imaginación infantil, pero que no son ajenos a las lecturas de los grandes, quienes disfrutarán de estas sencillas narraciones que fueron ilustradas por Reynoso Monges quien, con su imaginación y habilidad, complementó gratamente los textos.
El libro fue editado por el Instituto Michoacano de Cultura en 1994, y a la que me refiero es la segunda edición.
colectivoartisticomorelia@yahoo.com, Premio Nacional de Promoción de la Lectura